Cuscús de pollo y verduras

Hoy os dejo mi versión de esta deliciosa receta marroquí, Cuscús de pollo y verduras, que encanta en mi casa. Es tan sencilla que es un delito llevarse los créditos de saber cocinar por hacer esto, pero es estupenda cuando no te quieres complicar mucho pero quedar genial con tu familia y/o amigos.

El couscous o cuscús es una sémola de trigo, que en bereber significa «redondito». Por tanto son hidratos de carbono. Esto, unido a las proteinas del pollo y la fibra y minerales de las verduras, hacen que este plato sea redondo (o «redondito») a nivel nutricional.

Necesitas para 4 personas:

  • 4 muslos de pollo
  • 250 gramos de cuscús de grano medio
  • 1 bote grandes de garbanzos cocidos
  • 1 cebolla
  • 1 calabacín
  • 1 trozo de calabaza (250 gramos aproximadamente)
  • 2 zanahorias grandes
  • 3-4 dientes de ajo pelados
  • 50 gramos de pasas
  • 2 cucharaditas de especias ras el hanout
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma
  • 1 cucharadita de canela
  • 1/2 cucharadita de pimentón
  • pimienta y sal
  • aceite

Antes de nada, poner las pasas en un cuenco con agua para que se hidraten. Luego, en una cazuela amplia ponemos un fondo de aceite. Cortar los muslos de pollo en dos trozos, sazonarlos y rehogarlos un poco en el aceite para que vayan cogiendo colorcito. Añadir las especias para que vayan dando sabor al pollo. Evitar que las especias se quemen o amargarán todo el guiso.

Si no dispones de ras el hanout puedes fabricarlo tu mismo mezclando comino en polvo, pimentón, pimienta negra molida, gengibre en polvo, canela, nuez moscada, cardamono en polvo.

Mientras se dora un poco el pollo, pela las zanahorias y corta todas las verduras en trozos de unos 2 centímetros. La verdura se tiene que notar.

Cuando el pollo tenga cierto color, incorpora todas las verduras y rehógalas unos minutos. Añadir agua que cubra todo el guiso y un par de centímetros más. Ponlo a cocer a fuego fuerte.

Para cocer el cuscús (la sémola) lo mejor es usar una vaporera de esas que se ponen encima de otra olla. Yo uso una que tengo de Ikea, que se coloca justo encima de otra, y que usa la misma tapa de la olla de abajo. Para cocerlo de esta manera, en la vaporera pon papel vaporizado de horno o si no se colará por los agujeros, porque el cuscús es muy pequeñito. Moja el cuscús un poco y ponlo en la vaporera cuando el guiso esté hirviendo, y pon la tapa encima. El cuscús se irá haciendo con el vapor del guiso y, por tanto, cogiendo el aroma y sabor del mismo.

A los 10 minutos quita la vaporera, y pon la sémola en una fuente. Seguramente esté un poco apelmazado. Échale un poco de agua por encima (medio vasito) y muévelo con un tenedor para que vaya soltando. Mientras tanto el guiso sigue cociendo y añadimos las pasas escurridas y los garbanzos bien lavados debajo del grifo.

Si no tienes vaporera, puedes hacer el cuscús aparte. Yo te recomiendo que no sigas las instrucciones del paquete, no sirven para nada, se queda todo apelmazado. Echa el cuscús en seco en una fuente, con un poco de sal y un chorrito de aceite, y añade igual cantidad de agua que de cuscús. Tapa la fuente con film transparente y deja reposar un rato hasta que se absorba todo el líquido. Con un tenedor, ve deshaciendo el grano y te quedará todo suelto.

El pollo tardará en cocer aproximadamente una hora desde que se añadió el agua. Comprobamos con un tenedor que esta blandito.

En una fuente amplia colocamos abajo la sémola, luego añadimos el pollo y las verduras y finalmente el caldito. Y así lo servimos a la mesa.

¡Espero que os guste!

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Una de superhéroes, Exposición Universo DC Comics

Con motivo del estreno de la película Batman vs. Superman: El amanecer de la justicia, se celebra en Madrid, en el Centro Cultural de la Villa, la exposición Universo DC Comics, hasta el 21 de abril, en la que prometen ser la muestra más grande en Europa de esta saga de personajes.

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Además, por todo Madrid han ido colocando un total de 6 logos gigantes de los personajes de la película, como este de Wonder Woman que nos encontramos en la misma plaza de Colón.

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Como buenos amantes de los superhéroes allí que hemos ido para echarle un ojo. Además es muy económica (2 euros los adultos y gratis para los menores de 12 años), y se pueden comprar las entradas por adelantado a través de Ticketea. Merece mucho la pena.

Una buena parte de la exposición recorre la historia del Universo DC durante lo más de 80 años de evolución, pasando por cada uno de sus épocas.

La exposición se centra bastante en los personajes de Batman, Superman y Wonder Woman, que son los protagonistas de la nueva película de esta franquicia. Cuenta sus respectivas historías y la evolución que han ido realizando a lo largo de los años. En una vitrina se pueden ver miniaturas de los diferentes modelos de Batmovil desde el de Tim Burton hasta el Acróbata.

Wonder Woman tiene un gran representación en la muestra, nombrándola en varias ocasiones una de los mejores superhéroes de la historía, en neutro. No en vano es hija de Zeus. Particularmente, me gustó mucho conocer más de este personaje, feminista, sin contraparte masculina, y es que a quién no le gustaría tener un lazo de la verdad?

Durante la exposición de pueden ver más de 150 láminas con dibujos originales, cedidos en la mayoría por particulares para la muestra.

Y también hay una seccion importante dedicada a dibujantes españoles en la factoría DC.

Hay una sección de videojuegos, con dos consolas para poder jugar. Y un audiovisual muy interesante, y muy americano, sobre la nueva película Batman vs Superman, pero tambien sobre las nuevas que van a venir como Escuadrón Suicida, en agosto, con un reparto espectacular, donde repite Jared Leto haciendo de The Joker. No he visto la recién estrenada película pero los papeles tanto de The Joker como the Lex Luthor, escarnado por el camaleonico Jesse Eisenberg, me parecen alucinantes.

También hay figuras a escala real de los superhéroes y supervillanos más característicos para los amantes del mundo selfie.

 

Al final de la exhibición hay una sección más enfocada a la película, donde se pueden ver los trajes originales usados en la misma, cedidos por la productora. Y la verdad es que debía ser impresionante ver a los actores con estos atuendos.

Como curiosidad, las DC SuperHero Girls, me encantaron!

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En definitiva, una exposición muy completa y entretenida para aquellos amantes del mundo superhéroes y del comic. No os la perdais, teneis hasta el 21 de abril.

Dino Expo XXL, el Jurásico en Madrid

El fin de semana pasado decidimos acercanos a visitar la exposición Dino Expo XXL, la mayor exposición itinerante de dinosaurios, ubicada en la carpa Puerta del  Ángel de la Casa de Campo, en Madrid.

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En total, 2000 metros cuadrados llenos de dinosaurios, unos 80, algunos robotizados, otros a tamaño real, con una iluminación muy atractiva.

Había grandes herbívoros.

Y terribles carnívoros.

Algunos daban mucho miedo.

Y también había fósiles (réplicas, eso sí).

Al final de la exposición había una zona separada sobre el hombre prehistórico y la fauna de la Edad de Hielo, incluyendo réplicas de craneos de los distintos tipos de Homo.

En esa zona también había un arenero donde los pequeños pueden sacar al arqueólogo que llevan dentro.

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Durante toda la exposición hay paneles explicativos sobre los dinosaurios pero no me parecieron que estuvieran bien colocados, casi hay que ir buscándolos.

La exposición contaba también con un kiosko donde se podía comprar gofres, crepes, perritos y bebidas; una tienda con juguetes de dinosaurios y una atraccion (un dinosaurio, por supuesto) donde los niños se podían montar, pero que no parecía muy divertido (era muy lento). Había también una zona selfie donde los niños (y adultos) podían hacerse fotos con sus dinosaurios favoritos, y una zona de proyección donde se podía ver en una pantalla de cine documentales sobre distintos tipos de dinosaurios (creo que eran los documentales de la BBC).

En definitiva, un buen rato con los niños que disfrutaron una barbaridad y seguro aprendieron algo interesante (estuvieron un buen rato viendo la proyección del cine). Esta muestra estará hasta el 3 de abril en la Carpa Puerta del Ángel, en la Casa de Campo, en horario de 17 a 21 horas los viernes y de 11 a 21 horas sábados y domingos. Precios: 8€ adultos y 6€ para niños.

Yo me quedo con esta foto, donde no se si estaba viendo dinosaurios o un desfile de Carnaval 🙂

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Mercado de Motores, un mercado muy londinense en Madrid

Cada segundo fin de semana de mes se celebra en la antigua estación de tren de Delicias de Madrid, hoy Museo del Ferrocarril, el denominado Mercado de Motores. Se llama así porque empezó en 2012 en la nave de Motores que tiene Metro en la zona de Pacífico, pero a los pocos meses se trasladó a su actual ubicación debido a su éxito de afluencia. Yo estuve en unas de sus primeras ediciones en el Museo del Ferrocarril y he ido de nuevo en febrero de este año y aunque ya me encantó en su momento, ahora ha mejorado incluso.

En esa primera edición a la que asistí ya me pareció muy europeo, pero después de mi última excursión a Londres para ver sus mercados, aun más creo que no tiene nada que envidiarles.

El sitio en sí ya merece la pena, porque se trata de una antigua estación de tren con locomotoras y vagones de varias épocas, dando un toque aun más bohemio al mercado. En la entrada hay una cafetería muy vintage y al fondo un patio con mucho ambiente. La entrada es gratuita.

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Los vendedores que acuden van rotando en cada edición y son elegidos por los organizadores por su originalidad, calidad de sus productos y por el montaje que realicen de su puesto. La parte interior del Museo está reservada para los profesionales y en la parte exterior se reúnen particulares ofreciendo productos de segunda mano y vintage.

Suele haber música en directo. En esta ocasión tocaba un grupo cubano que lo mismo tocaba salsa que jazz.

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A la derecha según se entra encontramos la zona gourmet: panes artesanos, expectacular vermú Cornicabra, especias de La Massala, productos de azafrán (incluso licor).

También sobrasadas de Mallorca, trampantojos de sandwiches que en realidad son deliciosas tartas, tés aromaticos, quesos de cabra.

En la zona exterior del fondo había una zona chillout y muchas mesas de picnic.

Aquí puedes encontrar varias opciones para comer, deliciosas: un bocadillo de pollo a la brasa del Mestizo Food Truck, otro de pulled pork y riquísimas papas arrugadas con 5 tipos de mojo (los de pulpo y queso estaban deliciosos. Los bocadillos estaban tan ricos que no pudimos esperar para sentarnos para comerlos y los devoramos mientras haciamos la cola.

La comida y la bebida (cervezas, tintos de verano, mojitos, etc) funcionan con un sistema de fichas que tienes que comprar en unas mesas, pero que puedes devolver si no consumes todas. Para la sobremesa, hay en la entrada una cafetería para tomar un café con un dulce.

El Mercado es un sitio muy apropiado para niños, a pesar de la afluencia, ya que no sólo les pueden interesar los puestos sino que hay tres mini trenes donde niños (y adultos) pueden darse una vuelta (hay uno con locomotora de vapor). En la edición de febrero había cine (3 peliculas por día), cortesía de Mahou.

Y en la nueva edición 12-13 marzo hay taller de Chugginton que organiza el Museo del Ferrocarril, en horario de mañana.

En la parte de decoración y artesanía puedes encontrar complementos de moda, como las originales pajaritas y corbatas de José Zambrano o los divertidos calcetines de Hop Socks.

Botijos muy florales de Decupach, letras de madera y decoración vintage o una maravillosa coleccion de globos terráqueos.

Puzzles 3D de animales preciosos de Fauna Urbana (las libélulas y los camaleos eran preciosos) o bubólicos cojines de Freelosophy.

Divertísidimos Los Tukis de Kalidoskopio, muñecos de trapo desde Wally o Audrey Hepburn pasando por Freddy Mercuri o Frida Khalo. O las maravillosas muñecas de Muerta Jacinta, inspiradas en las calaveras mexicanas, algunas con un tope romántico y otras muy rockeras (nos contó que la cuenta oficial AC/DC de Instagram había dado un like al muñeco que había hecho con la camiseta del grupo).

Y lo genial de este mercado, que abre sábados de 11 a 22 horas y domingos de 11 a 20 horas, es que como va variando, cada edición es diferente a las anteriores. Un auténtico planazo de lujo en el centro de Madrid.

 

 

Cataplana (cazuela portuguesa) de pescado

Tengo que reconocer que los guisos de pescado y éste, en concreto, son mi perdición. Lo conocí en un viaje al Algarve, de dónde es típico, y su nombre «Cataplana» viene del recipiente donde se cocina. Tradicionalmente era una cazuela, tipo paila, de cobre, pero ahora que no está permitido este material se hace de otros metales, como cualquier otra cazuela.

Lo importante, no obstante, de esta receta son los maravillosos y simples ingredientes. A mi me parece que este guiso resucita a un muerto y ese fue el efecto que tuvo en mi, ya que estaba un poco pocha y cuando lo comí me sentí inmediatamente genial 😉

Necesitas:

  • Un kilo de patatas
  • Unos 800 gramos de bacalao fresco en lomos (también se puede usar rape o cualquier otro pescado blanco con cierto grosor, porque si no se deshace)
  • 2 cebollas
  • Medio kilo de tomates maduros pero firmes
  • 1 litro de caldo de pescado
  • Un ramito de cilantro y perejil
  • Aceite, sal y pimienta

Lo primero es pelar la cebolla y cortarla en juliana no demasiado fina. Los tomates se cortan en rodajas. En una cazuela (yo uso un wok porque es lo más parecido en forma a la tradicional cataplana) echar un fondo de aceite y sofreir la cebolla. Cuando vaya cogiendo color, echar los tomates en rodajas y seguir sofriendo.

Mientras tanto, pelar las patatas y cortarlas en rodajas de medio centímetro de grosor. Cuando el tomate esté «mareado», se haya sofrito un poco pero siga mantiendo su forma, echar las patatas y rehogarlas un poco. Añadir sal y pimienta a todo el conjunto y añadir el caldo.

Si hemos comprado un bacalao entero, el caldo es muy fácil de hacer, ya que solo tienes que coger las espinas y al cabeza y cocerlas en agua con un poco de sal y un manojo de perejil (si tienes partes verdes de puerros o cebolletas también puedes echarlos para que de más sabor). Las espinas no deben cocer por más de 40 minutos porque se vuelven tóxicas. Lo ideal es cocerlo por unos 20-25 minutos. Luego se cuela y ya se puede usar.

Si solo has comprado el pescado limpio, puedes usar caldo que hayas hecho anteriormente (se puede congelar de otra vez que hayas hecho para otros platos) o incluso caldo preparado.

Dejamos cocer hasta que las patatas estén casi listas (las pinchas con un tenedor y se pinchan fácilmente pero no se rompen del todo). En ese momento añadimos el pescado en trozos grandes y el perejil y el cilantro picaditos.

Se deja cocer un par de minutos, se apaga el fuego, se tapa y con el calor residual se terminará de hacer, ya que el pescado blanco se hace en muy poco tiempo.

Una delicia… ¡Espero que la disfruteis!

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Galletas de mantequilla: un plan con niños

Fuera hace frío, miras por la ventana y parece Mordor. Ya no sabes qué hacer con los niños. Habéis jugado a mil juegos, leído cientos de libros y las pantallas no son una gran opción. ¿Una idea? ¡Preparad galletas! Además de ser una bonita actividad para realizar juntos, el resultado es no solo comestible sino también delicioso. Y es apto incluso para niños bastante pequeños.

Los ingredientes son tan sencillos que es muy probable que los tengas en casa, así que es un plan fácil de improvisar. Necesitas:

  • 250 gramos de mantequilla
  • 250 gramos de azúcar
  • 2 huevos
  • 500 gramos de harina
  • medio sobre de levadura química
  • granillos de colores, de cholate, lápices de repostería, lo que se os ocurra para decorar. En Lidl tienen buena selección y a muy buenos precios.

Para preparar la masa tienes que haber dejado la mantequilla fuera de la nevera un rato antes, para que esté en textura pomada. Este proceso no puede agilizarse con calor, como un microondas, porque entonces se licúa la mantequilla y la masa no coge la textura adecuada.

Si tienes un robot de cocina, pon en el mismo la mantequilla, el azucar y los huevos y bate a velocidad media-alta. Una vez todo esté homogeneo añade la harina y la levadura y sigue amasando hasta que tenga una textura no pegajosa y bastante densa.

Si no tienes robot de cocina, en un bol grande deshace la mantequilla, añade el azucar y los huevos y ve batiendo hasta que se quede homogéneo. Luego ve añadiendo la harina junto con la levadura, hasta que llegue un momento que tendrás que amasar con las manos. hasta que tenga esa textura no pegajosa y densa.

Lo siguiente es dejar reposar la masa para que coja mas consistencia. Así que haz una bola alargada con la masa y envuélvela en plástico de cocina y dejalá en el frigorífico por unos 30 minutos.

Esta parte la puedes hacer con los niños si ya son un poco mayores  o tenerla preparada y traer a los niños cuando ya esté lista la masa (los pequeños suelen cansarse antes).

Después de los 30 minutos, sacar la masa de la nevera, y partir en porciones para que cada niño la pueda manipular. En una mesa donde hayamos emparcido un poco de harina, ponemos a los niños con un cierto espacio para cada uno y les ponemos a amasar y a estirar la masa con rodillos. Consejo: tener varios rodillos porque tienden a pelearse por ellos 🙂

Una vez la masa está estirada, entre 3-5 milimetros está bien (tampoco son Campurrianas), ya se pueden usar los cortapastas o moldes para darles forma. Los hay de multitud de estilos: formas básicas, de plástico para los más pequeños, navideño, de Halloween, de dinosaurios, de numeros , etc. La idea es hacerlo más atractivo a l@s niñ@s.

Preparar las bandejas de horno con papel sulfurizado para que los niños según van haciendo las formas las vayan poniendo en las bandejas. La decoración, con los granillos, chocolate, lápices de colores, etc se puede hacer directamente en la bandeja y así se pierde menos en el traspaso.

Las galletas se hornean a 170 grados por unos 5-6 minutos. Tened cuidado de poner en cada bandeja las galletas de similar grosor, porque si se mezclan unas se pueden quemar y otras quedar crudas.

Se sacan y a los pocos minutos se pueden comer. ¡A disfrutar!

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Pollo al curry con arroz thai, sencillo y rico, y apto para niños

Hoy os presento una receta muy sencilla, pero rica y nutritiva. La preparaba antes de tener hijos porque me encantaba, pero también se la preparo muchas veces a ellos porque lo devoran. Ya sabemos que los niños se pirran por el arroz, pero encima aqui toman frutas y verduras.

Necesitamos:

  • 500 gr de contramuslos deshuesados y sin piel
  • 2 manzanas
  • Media cebolla grande o una pequeña
  • 1 bote (400 ml) de leche de coco
  • 2-3 cucharadas de curry en polvo
  • 200 gr de arroz basmati o thai
  • un puñadito pequeño de pasas
  • sal y aceite

En primer lugar, ponemos un fondo de aceite en una cazuela baja. Solo lo justo para cubrir el fondo. El aceite puede ser de oliva o también usar uno de semillas para wok, como el de sésamo. Cuando esté caliente ponemos los contramuslos, salpimentados, para sellarlos un poco. También se puede usar filetes gorditos de pechuga pero sale menos jugoso.

Mientras los contramuslos se sellan un poco, vamos pelando las manzanas y las cortamos en trozos. No hace falta que sean pequeños. Cortamos tambien las cebollas en trozos similares.

Cuando los contramuslos hayan cogido color, echamos las manzanas y la cebolla y lo salteamos un poco. Luego ponemos la tapa y lo dejamos cocer por unos 5-6 minutos.

Pasado ese tiempo, echamos el polvo de curry (la cantidad según el sabor que nos guste pero mínimo 2-3 cucharadas) y la leche de coco. Removemos bien y dejamos cocer destapado por espacio de 15 minutos. Apagamos el fuego y dejamos reposar un poco.

Mientras el pollo está cociendo con la manzana, preparamos el arroz. Primero lo lavamos bien, para que suelte el almidón, ya que queremos que quede suelto. Lo ideal es no echarle sal para no quitar sabor a este arroz que es muy aromático. Cuando el agua del lavado salga clara lo ponemos en una olla y añadimos agua (3-4 veces la cantidad de arroz). Cocer durante unos 12 minutos y un par de minutos antes de ese tiempo añadir el puñadito de pasas para que se hidraten.

Una vez el pollo ha reposado y se ha enfriado un poco, sacamos los contramuslos y los cortamos en trocitos de bocado. La salsa la trituramos con una batidora de mano, de vaso o un robot de cocina. Incorporar de nuevo el pollo con la salsa en la cazuela y dejar cocer durante un par de minutos.

Servimos en un plato el pollo con su salsa y el arroz de acompañamiento ¡Y ya tenemos este delicioso plato!

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Dublín, vikinga y moderna

Este mes de enero hemos disfrutado de un fin de semana en Dublín y, aunque nos quedaron muchas cosas por ver, puedo decir que se trata de una ciudad única: por conjugar como nadie lo más tradicional con lo moderno y vanguardista; por su gente, lo más mediterráneo que me he encontrado por esas latitudes; y por ofrecer al mismo tiempo una amplia oferta cultural con la diversión asegurada (tan fácil como disfrutar de una Guinness escuchando música en directo en uno de sus tradicionales pubs).

Los dublineses son súper amigables, especialmente amables y acogedores, hablan con todo el mundo, y gritan cual españoles en restaurantes y pubs. ¡Te sientes como en casa! Yo creo que es su pasado vikingo, no en vano fue creada por este pueblo a orillas del rio Liffey en el siglo IX. Se trata de una ciudad portuaria pero que vive volcada al río.

En este río se ve muy claramente esa convivencia de lo más tradicional, con el Ha’Penny Bridge, en referencia al precio a pagar para cruzarlo, con lo más moderno, el vanguadista Samuel Beckett Bridge.

Para empezar, unas practicalities sobre como organizar el viaje. Viajamos con Ryanair, muy barato (70 euros por persona), y nos alojamos, como casi siempre últimamente, con Airbnb (la estancia en casa de Anne fue espectacular, una atención inmejorable, con detalles como flores en la habitación, ¡otra vez como en casa!). Para ir desde el aeropuerto de Dublín, muy moderno y funcional, al centro hay varias companías de autobús pero nosotros usamos la de Aircoach, donde nos atendieron muy bien aunque el conductor tenía un acento bastante peculiar (como muchos lugareños, para algo tienen su propio e indescrifrable idioma, el irlandés, co-oficial con el inglés).

Para ser una ciudad de su tamaño, un poco más de un millón de habitantes, es una ciudad muy tranquila y con una oferta cultural y de ocio brutal. ¡Creo que sería imposible aburrirse allí! ¿Qué otra ciudad tiene entre sus mayores atracciones turísticas un cementerio, el de Glasnevin, y una cárcel, Kilmainham Gaol, al mismo tiempo que ha sido nombrada Ciudad de Literatura por la Unesco? No en vano, Dublín cuenta con 4 premios Nóbel de esta especialidad y con otros grandes escritores, clásicos y actuales, entre ellos Oscar Wilde y Bram Stoker. Poca gente no pensará en James Joyce cuando se nombre Dublín, y a sus famosas novelas Dublineses y Ulises.

Fiel a su nombramiento como Ciudad de la Literatura, uno de sus atractivos es el famoso Libro de Kells, un manuscrito del siglo IX escrito por monjes celtas que se considera una verdadera obra de arte no solo por su gran belleza y su técnica, sino también por ser una pieza clave para el cristianismo celta, ya que contiene los cuatro Evangelios. El libro se visita en el Trinity College, la universidad más antigua de Irlanda, donde uno se siente un poco como en Hogwarts.

Antes de ver el libro se pasa por una pequeña exposición muy interesante donde explican cómo se realizó el libro, las diferencias entre los distintos escribas que lo redactaron, la técnica para realizar los dibujos, las tinturas usadas para los colores, etc. Las láminas y las miniaturas son una preciosidad, de unos colores muy vivos, incluso un poco naives.

Tras visitar el libro, se pasa a la Long Room, la Vieja Biblioteca, dónde me emocioné bastante de lo bonita que era, con sus más de 200.000 libros y sus 65 metros de largo. Suele haber colas para esta visita, aunque no tuvimos que esperar mucho, por lo que se recomienda comprar las entradas por su web.

Lo más visitado de Dublín y símbolo de la ciudad es la Fábrica de cerveza Guinness o Guinness Storehouse. Aquí si recomiendo comprar por adelantado las entradas, porque salen un poquito más baratas por la web pero encima de ahorras una buena cola y un valioso tiempo. La visita se realiza en las propias instalaciones de la fábrica, en un edificio que antiguamente se usaba como fermentadora y que se recicló para las visitas, dándole la forma de un gigantesco vaso de Guinness. Con la entrada, que vale para todo el día, te dan una audioguía multi idioma para que no te pierdas nada de nada. Empieza contando la historia de Arthur Guinness y como el arriesgado emprendedor firmó un contrato de arrendamiento de la fábrica por 9.000 años. Este señor tenía bastante claro que esto iba a funcionar o al menos que tendría todo ese tiempo para intentarlo…

Durante la visita libre te cuentan el proceso de creación de la cerveza Guinness, con su cebada tostada, que le confiere su tono oscuro, su lúpulo, su levadura (criada por ello mismos) y el agua (de Dublín, por supuesto); y las diferentes fases por las que pasan los ingredientes hasta el embotellado, pasando por el hervido, la fermentación, la tonelería, el transporte, etc. Todo en un itinerario muy ameno y didáctico. Puedes dedicar un rato a aprender a tirar una pinta para certificarte «oficialmente», y luego bebértela, claro. En el complejo hay varios bares donde tomarse una pinta, y en la planta 5 hay un restaurante más elegante, otro más sencillo y un pub tipo tradicional. En la séptima está el famoso Gravity Bar, circular y con una vista impresionante de la ciudad. En la planta baja tienen una tienda de souvenir con casi todo lo que te puedas imaginar con la marca Guinness.

Siguiendo con las bebidas alcohólicas, otra visita muy interesante es a la destilería Old Jameson, en Bow Street, donde originalmente John Jameson creó la fábrica a finales del siglo XVIII. Se trata de visitas guiadas, en inglés, durante unos 40 minutos, donde explican todo el proceso de elaboración del whisky irlandés (diferente del escocés y del bourbon americano por tener 3 destilaciones frente a las dos y una de los otros dos whiskis, respectivamente), con su cebada malteada y no malteada, las destilaciones en la sala de alambiques o el envejecimiento en los toneles de roble, reciclados de oporto o jerez, viendo como se evapora la parte de los ángeles. Luego pasas a una pequeña cata donde pruebas los 3 tipos de whiskis, irlandés, escocés y americano, para apreciar los matices dados por el número de destilaciones y por el hecho de que la cebada se tueste o no con humo (el escocés tiene un olor y sabor muy acentuado a humo por ser la cebada tostada con turba). Y donde te dan, por supuesto, tu certificado de catador. Al final del todo te agasajan con un combinado de whisky (Jameson, of course) con ginger ale (busca la receta en la foto). Personalmente, me encantó.

Dublín es también gastronomía. Lo primero que hice según aterrizamos fue buscar un restaurante tradicional para probar el coddle, un estofado a base de salchicha, tocillo, patata y cebolla, hecho con mimo a fuego lento (eso significa coddling). Y, aunque estaba delicioso, tengo que reconocer que no es la mejor elección para una cena. El restaurante The Woolen Mills era la pura representación de Dublín, tradicional y moderno al mismo tiempo. Conjugaba ser un restaurante con una larga tradición (James Joyce trabajó en él) con un ambiente actual moderno y distendido. El servicio, como en todo Dublín, excelente.

Buscando con un fish and chips tradicional dimos con Leo Burdock, que a pesar de parecer un restaurante de fast food se vanagloriaba de llevar desde 1913 sirviendo el mejor fish and chips de la ciudad. Bastante decente y, además, la propina tenía un objetivo muy loable.

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En The Exchequer, aunque buscábamos un plato tradicional de marisco, que no encontramos, si que dimos con un sitio muy agradable, con un fish and chips renovado pero delicioso y unas exquisitas croquetas de bacon y huevo.

Y como no podía ser de otro modo, buscamos un mercado de comida callejero y vimos que los sábados se celebra en Meeting House Square el Temple Bar Food Market. No fue fácil encontrarlo porque hay que entrar por un callejón al que se accede a un patio de manzana. No era muy grande pero tenía puestos tan interesantes como estos, además de poder tomarse un café con decoración de corazón.

Además de comprar para llevar se podía comer allí y nos decantamos por las mejores ostras que hemos probado nunca. Las que llamaban native, que eran salvajes, resultaron ser deliciosas y con el vino blanco que las acompañaba, un gran acierto como aperitivo. Además te regalaban la fábula de la ostra, que con un granito de arena hacía una perla, ¿qué no podremos hacer nosotros con todo lo que tenemos?

Y Dublín es sobre todo pubs y su ambiente en la zona de Temple Bar. Se trata de una calle con ramificaciones llena de pubs jolgoriosos y llenos de gente. La mayoría tenía música en directo y la gente era muy animada. Claro, que la cerveza no dejaba de correr. Algunos tenían patios para los fumadores, y casi todos eran una sucesión de salas casi laberínticas. En muchos de los pubs se podía comer también. Por esta zona habia rickshaw o triciclos en los que te llevaban cual taxis.

Aunque era enero y el clima no acompañaba, no pudimos dejar de visitar uno de los estupendos parques de Dublín, el Saint Stephen Green, uno de los más antiguos de Irlanda, del siglo XVII, con diversas estatuas y un amplio abanico de flora y fauna. A pesar de la estación, había flores. Un auténtico oasis.

Y por último, un homenaje al patrón de Irlanda, San Patricio, y su Catedral.

Y a su rival, la Catedral de la Santísima Trinidad. Ambas medievales y que montan una escandalera cuando se ponen a tocar las campanas.

Para otra visita, dejaremos los museos, de muy alto nivel y gratuitos.

Así es Dublín, vikinga, tradicional, moderna, vanguardista, acogedora, ruidosas y amables sus gentes, deliciosa, adorable. ¿Será que me he vuelto medio irlandesa?

Cena mexicana en casa

¿No se os ocurre que hacer para cenar una noche de fin de semana que sea en si un plan divertido y especial? ¡Preparad una noche mexicana! Este menú, además, vale tanto para cenas de adultos como cuando hay niños, solo hay que personalizarlo un poco.

El menú consiste en:

  • Nachos con queso y frijoles
  • Fajitas
  • Guacamole y salsa de queso para dipear

Nacho con queso y frijos, necesitas:

  • 1 bolsa grande de nachos, yo prefiero naturales pero puedes usar los tex-mex
  • 1 lata de frijoles negros cocidos, los venden en la sección internacional de los hipermercados
  • 1 bolsa de queso emmental rallado para gratinar, o de mezcla de quesos
  • 1 tomate
  • media cebolla
  • guacamole (el de Mercadona es estupendo, tambien puedes seguir la receta más abajo)
  • salsa agria, también vale requesón batido (sin azucar)
  • aceite
  • comino en polvo y ajo en polvo

Lo primero es preparar los frijoles: escurrelós en un colador y lávalos. Mientras tanto calienta una cucharada de aceite en una sartén y cuando esté templado añade los frijoles y espolvorea con comino en polvo y ajo en polvo. Rehoga un poco y deja enfriar.

En una fuente de horno, pones la mitad de los nachos, la mitad de los frijoles y la mitad de la bolsa de queso, y se mete en el horno precalentado a 180 grados, unos 7-8 minutos o hasta que el queso se funda, pero no se tueste. Se saca la fuente del horno y se repite la operación, otra capa de nachos, frijoles y queso. Otros 7-8 minutos en el horno y listo.

Mientras está la fuente en el horno, corta el tomate y la cebolla en daditos pequeños.

Cuando tengas los nachos fuera del horno, añade por encima el tomate y la cebolla picaditos (pico de gallo), e incorpora cucharadas de guacamole y salsa agria por la fuente. Y a disfrutar antes de que se enfrie.

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Fajitas de pollo, necesitamos para 4 personas:

  • 1 pechuga de pollo cortada en tiras no muy gordas
  • 1 cebolla
  • medio pimiento rojo y medio pimiento verde (si no os gusta el pimiento, con champiñones quedan genial)
  • pimienta
  • pimentón dulce o picante, dependiendo de los gustos y/o niños presentes
  • cayena
  • ketchup
  • sal, aceite
  • 8 tortillas de trigo o de maiz
  • guacamole
  • queso rallado

Cortar la cebolla y el pimiento en juliana y saltear en una sartén grande. Mientras cortar la pechuga en tiras y salpimentar. Cuando la verdura este medio cocinada, incorporar el pollo a la sartén y añadir las especias y un chorro de ketchup. La cantidad  de pimienta y cayena depende de los gustos también y de si hay niños o no, pero tiene que tener un cierto regusto picantito.

Cuando el pollo esté hecho, unos 8-9 minutos, dejar enfriar un poco en una fuente. Calentar las tortitas según indique el paquete (en el microondas se puede hacer) y ya pueden montarlas. En cada tortilla se añade una parte de pollo con las verduras, una buena cucharada de guacamole y un puñadito de queso. Se cierra la tortilla, haciendo un paquetito, y listo!

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Dips con salsa de queso y guacamole

La salsa de queso y el guacamole fresco natural de Mercadona son un gran apaño para picar con unos nachos naturales o tex-mex, pero si os gustan las cosas más caseras aquí os dejo mi receta de guacamole.

  • 1 aguacate maduro
  • medio tomate bien maduro
  • 1 cebolleta pequeña
  • 1 lima o limón
  • sal
  • 2 cucharadas de aceite
  • cilantro o perejil

A mi me gusta el guacamole echo en mortero, pero si no eres tan artesano puedes hacerlo con la batidora o un robot de cocina.

Si es con batidora añadir el aguacate pelado y sin hueso, el tomate pelado y la cebolleta en el vaso junto con la sal y el aceite y triturar según la textura deseada. Exprimir la lima y cortar el cilantro muy picadito y añadir las dos cosas a la mezcla, batiendo un poco más para unirlo.

Si es con mortero, cortar primero en trocitos las verduras y echar en el mortero para ir triturando poco a poco según la consistencia que nos guste. A mi me gustan que se noten los trozos de las verduras. Incorporar también la sal, el aceite, y el zumo de la lima y el cilantro picado.

Estupendo para dipear con los nachos, para los nachos con queso y para las fajitas.

¡Un plan estupendo y genial para pasar una noche en casa tan divertidos!

Libros para leer y releer mil veces a tus hijos

Aunque mis hijos tienen ya 9 y 7 años, sigo manteniendo la costumbre de leerles todas las noches un libro, o dos, o tres. Es un rato muy entrañable para nosotros, de intimidad, que les relaja para luego leer ellos solos un rato más. Aparte del beneficio emocional, leer a los niños es bueno porque aprenden a entonar y leer en voz alta, porque se puede comentar con ellos el cuento y sacar el aprendizaje y, además, porque no hay mejor forma de enseñar una afición que practicándola.

Mis hijos son unos lectores empedernidos, casi viciosos, y creo que es debido, además de al hecho de que siempre han visto leer a sus padres, a que los libros siempre han estado a su alcance (en una estantería en su cuarto, a su nivel, para que los pudieran coger siempre que quisieran) y a que, conociendo sus intereses, les hemos comprado libros sobre esos intereses y por tanto el libro ya les llamaba la atención de por sí (libros sobre dinosaurios, sobre sus películas favoritas, etc). Por otro lado, ir a una librería a comprar un libro es para ellos un gran regalo y como tal lo uso para recompensarles cuando se portan bien o hacen algo estupendo. Así, todos los días leen y cuando vamos de vacaciones siempre llevan libros para sus ratos muertos o los trayectos. No obstante, el placer de leerles, que yo pensaba iba a desaparecer llegada esta edad, sigue ocurriendo casi cada día.

Estos libros que os recomiendo se los he leido «cienes y cienes» de veces, ¡y no se cansan!

  • Un libro, de Hervé Tullet. Es un verdadero libro «interactivo». Se trata de un punto amarillo, que según lo tocas, se va multiplicando, cambiando de color, aumentando, moviéndose por las páginas. Este libro nunca llegúe a comprarlo a mis hijos, pero cada vez que lo traían de la biblioteca lo leíamos mil veces en el fin de semana. Ahora he tenido la oportunidad de desquitarme y se lo he regalado a mi sobrina. Del mismo autor, está Colores, con idéntica dinámica.
  • Ese fastidioso dragón, de Julie Sykes . Un dragón se cuela en una granja y causa el caos: las vacas dan yogur y los huevos de las gallinas están cocidos… Un divertido libro para aprender a no juzgar por las apariencias. La ilustradora de este libro, Melanie Williamson, escribió e ilustró El magnífico plan del lobo,  donde un lobo engaña a las ovejas para que hagan jerseys con su propia lana, y que nos enseña como un equipo de seres, a priori más débiles, pueden vencer a otro superior. Muy amenos los dos.
  • ¡Pink! El pingüino que se volvió rosa, de Lynne Richards, y Monstruo rosa, de Olga de Dios, ayudan a entender a los niños que podemos ser diferentes a los demás pero ser aceptados en el grupo y encontrar nuestro lugar donde ser feliz. En el primero, un pingüino se vuelve rosa de repente y decide hacer un viaje para buscar a otros como él. En el segundo, Monstruo rosa es colorido, enorme, divertido, en un mundo totalmente blanco, pequeño y anodido. Verdaderamente entrañables.
  • La cebra Camila, de Marisa Núñez, pierde sus rayas porque se las lleva el viento pero, gracias a la solidaridad de los amigos con los que se encuentra, se convierte en una cebra preciosísima; y La casa de la mosca fosca, de Eva Mejuto, donde la mosca fosca «harta de zumbar y dar vueltas sin parar», decide construirse una casa, hacer una tarta de moras y esperar a que vengan sus invitados. Por dicha casa aparecen, el sapo castrapo, el lobo rebobo, y… Quizás sea el libro más antiguo que tenemos y el que más veces les he leido.
  • Historias de ratones, de Arnold Lobel, como su nombre indica son historietas cuyos protagonistas son ratones. Muy divertidos, a mi me encanta el del ratón que decide darse un baño porque está sucio y acaba inundando la ciudad.
  • Los vecinos de la C/ Quiensabe, de Cristina Zafra; una niña tiene de repente unos vecinos la mar de raros pero que se ayudan y se preocupan por los demás: un señor con manos de paraguas, unas señoritas con piernas de tijeras, etc…
  • ¡Voy a comedte!, de Jean Marc Derouen; un lobo que tiene mucha hambre, pero también un pelo en la lengua que no le deja pronunciar bien… Muy bueno para leer a los niños porque hay que leerlo como si tuvieras tú el pelo en la lengua 🙂 y porque enseña como la inteligencia te puede sacar de situaciones complicadas.
  • La araña hacendosa, de Eric Carle, para ver el valor del esfuerzo. Una araña no le hace caso a sus amigos que le invitan a hacer cosas divertidas porque está construyendo una tela de araña. Se puede tocar porque la tela está en relieve. Del mismo autor, La Oruga Glotona, donde una oruga se va comiendo todo lo que pilla, literalmente, se come el libro O_O
  • Para los miedos a los monstruos, recomiendo Cómo reconocer a un monstruo, de Gustavo Roldán, y, todo un clásico, publicado en 1963, Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak. Cada uno tiene un estilo muy diferente. El primero es muy divertido, rápido de leer, y basicamente ayuda a saber cúando «de verdad» nos encontramos con un monstruo. En el segundo, Max es castigado a la cama sin cenar y en su habitación imagina que va a un país donde habitan los monstruos y dónde se convierte en el rey. Es una joya de la literatura infantil, y de él hicieron una película.
  • No he hecho los deberes porque… de Davide Cali, y He llegado tarde porque…, del mismo autor. Dos libros para partirse de risa, ya que contiene las excusas más rocambolescas y absurdas para justificar que no se han hecho los deberes o se ha llegado tarde, respectivamente. Las ilustraciones son también o muy molonas.

Espero que os guste la selección y que disfruteis de la lectura con vuestros hijos igual que hago yo.