Siendo una gran aficionada a los Spas y al termalismo, no podía dejar pasar más tiempo antes de introducir a mis hijos en este saludable hábito.
Buscando balnearios que tuvieran servicios para niños por la zona del Monasterio de Piedra, ya que quería conocerlo también, me encontré con el Hotel Balneario Sicilia, que está muy bien organizado y pensado para familias de todo tipo, y, sobre todo, con niños.
Se encuentra en la localidad zaragozana de Jaraba,a 125 km de Zaragoza y 200 Km de Madrid, lo que lo hace una escapada perfecta. El hotel, bastante grande, con unas 100 habitaciones, está encajado entre el rio Mesa y una pared de roca, que le aporta un toque muy característico, sobre todo en la parte termal.
Las habitaciones eran cómodas y muy amplias, con una terracita, desde donde se veía el frondoso bosque que rodea todo el complejo, y la cama supletoria era una cama «de verdad». El baño estaba muy bien equipado, con bañera y ducha por separado. y tenía todo lo necesario como productos de cortesía.
Tiene animación para niños, ludoteca, gratuita, y varias actividades, como cine para niños por la tarde y para los adultos, por la noche, así como disco infantil y baile.
También hay piscina de verano y pistas deportivas, que estaban al otro lado de la carretera. Se podían alquilar bicicletas gratuitamente y tenian wifi libre en todo el hotel. Se pueden pasar unos cuantos días de relax sin aburrirse.
El parking era muy amplio, aunque era de tierra y no todos podíamos aparcar bajo sombra (al coger el coche estaba que echaba humo).
El comedor tenía unas bonitas vistas también al bosque y para comida y cena se hacía como menú, y el desayuno era de buffet, quizás un poco corto para un hotel de 4 estrellas, pero correcto. Como no estuvimos mucho tiempo tampoco nos aburriemos de no tener mucha variedad.
Lo más característico de este hotel es, por supuesto, su área termal. La llamada «cueva termal» es su piscina principal, pero pegada a una pared inclinada de roca, lo que le daba ese aspecto de cueva. Tiene acceso directo al exterior por un pequeño tunel. En la piscina había varios sitios con «chorritos» y cascadas y un jacuzzi. El agua estaba calentita pero sin estar tan caliente como en otros sitios que hace que a la media hora tengas la tensión por los suelos. Se tiene acceso ilimitado por la mañana y te asignan una hora por la tarde. A los niños no había quien los sacara de ahí.
Aparte de tener acceso a la piscina, lo que más me gustó de este balneario para niños es que tienen tratamientos específicos para ellos. Además de masajes infantiles (los haces con el padre/madre delante para explicar técnicas y que puedas hacerles tu en casa) y tratamientos para dolencias respiratorias (bajo supervisión médica), la «estrella» es su circuito llamado Jardin Termal, adaptado a niños. Mis hijos lo hicieron antes que yo y me contaban cosas como «se escuchaba música debajo del agua», «me tiraron un cubo de agua helad encima», «pasabas por agua fría y caliente», «la sala de los espejos», etc, pero hasta que no lo hice yo no pude entender claramente a lo que se referían.
En primer lugar, explicar que se llama Jardín Termal porque todas las salas son abiertas al exterior con grandes ventanales, hacía la zona de la pared de roca, con diferentes paisajes para disfrutar no solo con el cuerpo sino con la vista. Se entra por grupos de 5-6 personas y te van guiando los profesionales que te van explicando cada paso.
Se empieza con unos canales de agua fría y caliente, con pediluvios, para activar la circulación de las piernas. Luego se pasa a la piscina de relajación, que fue realmente una gozada. Te pones unos «churros» de piscina bajo el cuello y en las piernas y te dejas flotar cual champiñón en un bol de agua. Lo especial era que debajo del agua se oía una música relajante que no se escuchaba fuera del agua. Fue una experiencia realmente relajante que solo había disfrutado antes en las cámaras de relajación donde estás tu solo. Después llega el turno de la sauna seca, con una vista preciosa a un campo de lavanda escalonado en la roca. Al salir de la sauna puedes ducharte o echarte el famoso cubo de agua helada por encima y ya sales como nuevo.
En el paso siguiente, te llevan a la piscina de tonificación, donde te tumbas en unas tumbonas de obra corridas encima de unos potentes chorros que te dan una paliza en la espalda. Lo curioso es que los chorros iban cambiando, alternándose, y no daba todo el rato en el mismo sitio. Esta es la sala de los espejos en el techo que contaban mis hijos, ya que tiene unas placas metálicas colgadas del techo, donde te veías reflejado aunque también bastante deformado. La pared acristalada da a un precioso patio con bambús.
Seguido se pasa a la terma húmeda, con una pared toda de roca, y con plantas aromáticas de la zona, tomillo y lavanda, puestas directamente encima de la fuente de calor por lo que la aromaterapia era totalmente natural. Salí de ahi acalorada pero con las vías respiratorias perfectamente despejadas.
Y se acaba con el baño japonés, donde simplemente te metías y descansabas, pero duró muy poquito esta parte ya que nos estaban esperando con un zumo al final.
Y esto es lo mismo que hacen los niños pero adaptado para ellos en cuanto a temperaturas y tiempos. Mis hijos salieron encantados y ya se han hecho fans indiscutibles del termalismo.
El centro tiene muchos otros tratamientos y técnicas, yo disfruté de un masaje antiestres con aceites, muy agradable y placentero.
Y por lo demás, la zona tiene muchas posibilidades, el bosque del mismo balneario, o hacer una ruta de 7 km por las hoces del Mesa, o visitar el nacimiento del rio Piedra en los Ojos de Cimballa. Y como no, el famoso Monasterio de Piedra, al que dedico otra entrada.
Espero os animeis a iniciar a vuestros hijos en el termalismo, que todos necesitamos relajarnos.
Una respuesta a «Termalismo con niños: nuestra visita al Hotel Balneario Sicilia»